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  • Foto del escritorZector 51

Vive Latino Café Tacvba prefiere flores que discursos


Los acordes de una guitarra acústica fueron el preludio de una noche más de Café Tacvba en el Vive Latino, la séptima de la banda de Satélite en este festival desde 1998.


Pero este año es distinto, no sólo sigue rodando la resaca pandémica, sino que la mayoría de los fans que les reciben con euforia no son los jóvenes que coreaban “María” a todo pulmón hace dos décadas, sino seguidores más mesurados, con muchas más historias que contar mientras acompañan a la banda con este primer tema.

Con un atuendo en detalles a flores y un sombrero de metate, fiel a su estilo, Rubén disfrutó en calma cómo coreaba la gente una de las canciones más afamadas de la agrupación, con respuestas melódicas de Meme del Real en las estrofas.


“Muchachas, muchachos, qué alegría estar una vez más en el Vive Latino, ¿cómo están? ¿Rockeando duro? ¡Eso es todo! Muy agradecidos de estar de regreso con ustedes, el público, lo mejor de todo”, saludó Albarrán a sus fieles seguidores.


Con un poco más de ritmo al son de “Las flores”, de un extremo a otro, de estar coreando, a bailar, brincar y lanzar cervezas, el público comenzó a llenarse de energía y disfrutar cantando, abrazados, saltando juntos o en solitario, pero olvidando lo de afuera con este tema ya clásico.


“Muchachos, ¿qué tal el desmadre que han echado? Pues es momento de seguir echando desmadre”, dijo Rubén para continuar con “Chica banda”, con el tono de brincos y empujones en toda la zona general frente al escenario.


Luego hubo un silencio en el que el público se entregó a la agrupación con un multitudinario “Olé olé olé, ¡Café, Café!”, ante lo cual Rubén no perdió la oportunidad de enviar un mensaje, como los que acostumbra dar durante sus conciertos:


“Toda esta alegría que vaya para quien esté enfermito, que esté deprimido. Aquí le mandamos esta energía de toda la banda”, respondió el vocalista al halago del público.


Los Tacvbos fueron los primeros en llenar las gradas del Foro Sol, que lucieron parcialmente vacías durante otras presentaciones, como Reyno o la banda de reggae, UB40.


Luego, nuevamente regresó la calma con sonidos que remitieron a orquestas oaxaqueñas, con la melodía “Rosas de Oaxaca”, donde la tuba y hasta la marimba tomaron protagonismo, haciendo juego con el tradicional vestuario de Rubén.


El tono continuó con “El futuro es hoy”, donde además se sumaron clarinetes y Meme en las percusiones, algo que el público disfrutó cantando y bailando en un vaivén.


Después del tema, un globo de cantoya comenzó a inflarse en el escenario, ante la expectación del público y los chiflidos de otros, que exigieron el regreso de la banda tras el silencio.


Y funcionó. Con Rubén ya con un nuevo atuendo, mismo que utilizó en su última producción Unplugged, filmado en la sala Nezahualcóyotl hace cuatro años, volvió, y debajo de su capa, la clásica playera con pechos de mujer impresos al frente.


El globo, así como se infló, desapareció sin elevarse ni tomar vuelo, contrario a la energía del concierto, que cada vez crecía más, de un clásico a otro y con la interpretación de Rubén, cuya voz y sonidos de pronto remitían a rituales prehispánicos.


Pero también, el drama de los violines, las luces azules en la oscuridad de las 22:00 horas en la capital, la voz melancólica de Meme y la mirada hacia el horizonte de Rubén, complementaron el performance.


El ritmo, contrario a otros conciertos de Café Tacvba, fue poco cortado por las intervenciones de Rubén, quien en esta ocasión prefirió ceder el protagonismo a la música, una entrega que el público agradeció.


Así pasaron a las “viejitas pero bonitas”, como las describió Rubén, y sonaron “Las batallas” y “Rarotonga”.


Con Meme al micrófono cantando “Eres”, y algunos violines de fondo, la gente agradeció una velada necesariamente tranquila: “Deseamos que sigan gozando, los queremos mucho, muchas gracias”, mencionó Rubén antes de despedirse con “El baile y el salón”.

Malena se lleva la tarde

En los momentos sorpresa de la tarde, María Elena Ríos deslumbró con su interpretación en el sax, demostrando ser una artista que pese a padecer la violencia, no ha dejado de levantar la voz y su sonido en favor de las mujeres.


La artista oaxaqueña fue víctima de su expareja, quien la atacó con ácido en 2019. Pero eso no detuvo su camino. Junto a ella, cantaron otras como Niña, Hispana, y Denise Gutiérrez, de Hello Seahorse!, con quienes interpretó un tema de empoderamiento para ellas titulado “Anti patriarca”, en uno de los instantes más memorables de la primera jornada del Vive.


Con un aplauso, despidieron a las artistas para dar paso a los Rebel Cats, quienes también encendieron; al tiempo que terminaba Lila Downs, artista que tuvo como invitado al propio Rubén Albarrán.

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