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Otra vez un juego ajustado, en el que México llevó la delantera por varias entradas, los nipones se adelantaron al colocar un home run que dejó el final de la historia de los nacionales en el torneo, con la pizarra en 6 a 5, en el LoanDepot Park en Florida.
Luis Urías abrió el marcador con un cuadrangular de tres carreras en el cuarto capítulo. El pitcheo abridor y relevista completó un soberbio trabajo durante siete entradas, donde neutralizó casi por completo los ataques japoneses y escapó en los escenarios más complejos y críticos.
En el séptimo inning, los asiáticos empataron el partido por la misma vía (HR), un batazo que no silenció el estadio porque también había muchos nipones, pero que sacudió a los aztecas. No obstante, con muchísimo carácter, México se recuperó inmediatamente de dicho golpe.
En el octavo inning, con dobletes consecutivos de Randy Arozarena y Alex Verdugo, además de un imparable de Isaac Paredes, los dirigidos por Benjamín Gil recuperaron el liderato. Con el marcador 5-3, acechó la final del torneo, cuando se colocaron a seis outs del triunfo.
El golpe definitivo arribó en la novena, cuando un imparable entre el central y el izquierdo condenó cualquier oportunidad azteca. Y es que los japoneses, al ser locales administrativos, dejaron en el terreno al legendario equipo mexicano que trascendió como nunca en el evento.
Los japoneses apelaron a su instinto ganador y alcanzaron una vez más la final del campeonato donde son los máximos ganadores (con dos títulos en 2006 y 2009).
Mañana se miden en la que puede ser considerada la final soñada, contra la selección de Estados Unidos.