El cuidado y preocupación por los animales de compañía, en especial de perros y gatos, ha permitido que sus vidas sean mejores y más largas en la mayoría de las sociedades de todo el mundo.
De acuerdo con las cifras de la consultora Growth From Knowledge, más de la mitad de las personas en el planeta tiene, por lo menos, una mascota.
Según el mismo informe, un 64 por ciento de los mexicanos con mascotas posee perros, mientras que el 24 por ciento elige los gatos, el resto está ocupado por quienes tienen peces o aves.
La alimentación de las mascotas es la principal responsable de su impacto en el medio ambiente. De acuerdo con un estudio dirigido por la Universidad de Edimburgo, a mayor tamaño de la mascota, mayor huella de carbono y, con ello, una mayor mella ecológica.
“La huella ambiental de nuestros animales de compañía puede variar significativamente y depende de factores como su tamaño y su dieta. Elegir alimentos nutricionalmente equilibrados y con menor contenido en carne suele reducir las emisiones.
“Lo que parece indiscutible es que, al igual que en otros aspectos del consumo, debemos considerar nuestra elección de mascotas y de cómo alimentarlas para minimizar su impacto climático”, detalla el investigador Peter Alexander, de la Universidad de Edimburgo.
Los alimentos que tienen un mayor contenido de carne son más costosos para el planeta que aquellos que tienen una combinación de granos y otras fuentes de proteínas, tales como harinas de grillos u otros insectos comestibles, detalla el estudio.
“Las emisiones alimentarias de un perro de 10 kilos equivaldrían a 240 kilos de emisiones de dióxido de carbono al año. En el caso de un perro medio de 22 kilos, hablaríamos de 530 kilos de emisiones de dióxido de carbono al año”, detalla Alexander.
¿Cómo elegir una alimentación amigable con el medio ambiente para mi mascota?
En el mundo moderno, los animales de compañía se ven como un miembro más de la familia y eso conlleva algunos cambios en la elección de las comidas que se les sirven, donde la humanización de sus menús hace que sus piensos sean no solo más costosos, sino menos amigables con el entorno.
“Las mascotas en Estados Unidos, uno de los más grandes mercados de alimentos en el mundo, son universalmente alimentadas con pollo. Por otro lado, en España disfrutan de una variedad más grande con comidas húmedas elaboradas con res, pescado y pollo, mientras que los gatos franceses disfrutan la reputación gourmet de sus dueños”, señala el estudio de Growth From Knowledge.
Elegir menos alimentos elaborados con una mayor concentración de carnes crudas y mascotas de razas más pequeñas, puede ser clave en la reducción de la huella de carbono provocada por los animales de compañía.
“Reducir la cantidad de comida que necesitan es un buen comienzo. Si optamos por razas más pequeñas, podemos conservar las ventajas de tener un animal de compañía y reducir al mismo tiempo la carga medioambiental.
“Alimentar a las mascotas con la cantidad de comida adecuada también ayudaría a restringir la demanda de pienso para mascotas y a combatir la obesidad”, remarca Alexander.
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