A pesar de haber transcurrido 110 años de la tragedia del Titanic, aquel transatlántico que busco hacer historia como el más grande zarpando de la ciudad de Southampton, Inglaterra, con dirección a Nueva York, Estados Unidos, sigue siendo todo un misterio para muchos.
Sin embargo, al rededor de este singular navío existen muchas anécdotas que siguen asombrando a todo aquel que las escucha por primera o milésima vez. Una de éstas fue el drama que sufrieron los pasajeros, pero no por tratar de salvar sus vidas tras el hundimiento del barco después de haberse impactado con un iceberg, sino por el de sus mascotas.
En este caso, poco se ha hablado de los perros que también formaron parte de la tripulación. Hasta ahora se cree que a bordo del Titanic habían 12 canes, pero muchos historiadores coinciden en que pudieron haber habido más de ellos. Esto, tomando en cuenta que los animales formaban parte del cargamento y claro, los registros del barco se perdieron en su mayoría.
Tres perros lograron salvarse
A pesar de que muchos de los perros compartieron el terrible final de las mil 496 personas en el océano Atlántico, tres lograron salvarse: dos pomeranias y un pequinés. El milagro ocurrió gracias a que son de talla pequeña y fue fácil para sus dueños ocultarlos y llevarlos con ellos.
Margaret Hays volvió a nacer junto con su pomerania "Lady". Elizabeth Barret Rothschild también tuvo la dicha de tener a su lado a su mascota. Por su parte, Henry Harper logró rescatar a su pequinés Sun Yat Sen y poder contarlo en sus reuniones familiares.
Por desgracia muchos pasajeros tuvieron que tomar la cruda decisión de abandonar a sus mascotas a su suerte. En este caso, destaca aquel donde Ann Elizabeth Isham de 50 años de edad, quien logró hacerse de un lugar en uno de los botes salvavidas y pretendía llevarse a su gran danés, pero por obvias razones se lo impidieron; ella prefirió morir a lado de su can.
Otro caso documentado fue el de Helen Bishop, quien tuvo que abandonar a su frou-frou en su cabina. En cuanto a los demás canes, se sabe que se tenía preparada una exposición canina como parte del itinerario del Titanic y así poder lucir el esplendor de cada ejemplar.
Como se mencionó al principio, éstos no eran los únicos animales que viajaban en el barco, pues también habían gallinas, gallos y aves, quienes pertenecieron a los pasajeros de primera clase y también tuvieron que pagar su pasaje: 25 centavos cada boleto.
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