
Ataviada con un vestido largo y rojo, como si fuera un personaje de un cuento de hadas, la británica Sarah Brightman salió al escenario de la Arena Ciudad de México en punto de las 21:15 horas donde, acompañada por un ejército de músicos y coristas, arrancó su presentación que la trajo de vuelta a la capital del país, abriendo la velada con Fleurs Du Mal.
Buenas noches, señoras y señores, muchas gracias por estar aquí esta noche”, dijo Brightman en español, a manera de bienvenida.
Es maravilloso estar de vuelta en este maravilloso recinto en la Ciudad de México, una ciudad que está en mi corazón. Muchas de las canciones de esta presentación fueron especialmente seleccionadas para ustedes, quería que estas canciones los llevaran a un lugar esperanzador en estos tiempos complejos que estamos experimentando.
La noche se cierra sobre nosotros, la noche de muertos es la siguiente semana y la noche de terciopelo se cierra en nosotros”, dijo la británica ante las poco más de 12 mil personas que se dieron cita en el recinto de la zona de Azcapotzalco.
Así llegó la segunda canción de la velada, Dust In The Wind, un cover de Kansas que con un estilo muy particular, pero que en todo momento respetó la icónica guitarra del tema original, con lo que atrapó la atención de los presentes.
Siempre me ha gustado la música de Enio Morricone y la magia que le ha traído a esas películas clásicas”, lanzó la cantante quien sin dudarlo le dio voz, vida y estilo propios a Nella Fantasía tema original del compositor y director italiano.
De pronto un conocido tintineo por los mexicanos inmediatamente los transportó hasta la década de los 80 cuando el grupo Mecano lanzó el sencillo Hijo de la Luna. Brightman le dio una nueva personalidad teatral, al mejor estilo operístico y sorprendió a sus seguidores cuando, después de un cambio de vestuario, apareció en frente al público cantando en español.
Un escenario en el que en el centro había una pequeña plataforma circular donde la soprano interpretaba cada una de las canciones, estuvo complementado por un diseño de iluminación que acompañó cada canción y que por momentos parecía el interior de un castillo iluminado con velas.
En ese ambiente fue como llegó La luna, la cual fue arropada por una gran ovación.
Brightman, con otro cambio de vestuario, no dudó en pedirle a su público un aplauso para Yoshiki, el cantante y compositor japonés que acompañó a la británica en Miracle y posteriormente en Anniversary Piano Concerto, en donde el artista oriental tuvo el espacio para realizar un solo.
Otro vestido y con él otra canción. Así llegó Canto della terra, tema original de Andra Bocelli y en donde la cantante estuvo acompañada por el estadunidense Jay Dref quien también dio vida a The Music of the Night, un cover de la creación del británico Andrew Lloyd Webber para El Fantasma de la Ópera.
Con un nuevo vestido blanco que hacía ver a la cantante como una princesa de cuento, Brightman dio vida con su poderosa voz Nessun Dorma, una interpretación del italiano Giacomo Puccini, con el cual fue ovacionada de pie y fue esta canción la que marcó el fin de la primera parte del show.
Tras 15 minutos de pausa, Brightman volvió al escenario de la Arena Ciudad de México para, como su fuera una musa del medio oriente, interpretar Harem y What a Wonderful World, original del cantante y trompetista estadunidense Louis Armstrong.
Así llegó el turno de Barcarolle en donde la soprano británica compartió el escenario con el cantante rumano de 27 años Narcis con quien minutos después también interpretó Pie Jesu, la cual dijo fue escrita especialmente para ella por Andrew Lloyd Webber, y Le Temps Des Cathedrales, posterior a haber dado una muestra de su estilo operístico al compartir de nueva cuenta el escenario con Jay Dref para interpretar Sogni.
Poco a poco se acercaba el final pero la británica no podía dejar a sus seguidores sin escuchar piezas tan poderosas como Fly to Paradise, Masquerade y Phantom of the Opera, así como Time to Say Goodbye, con la cual se despidió por unos momentos para regresar e interpretar A Question of Honor y Ave María, las cuales fueron abrazadas por un diluvio de aplausos y ovaciones por parte de los presentes, luego de vivir una noche memorable.
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