Cada 7 de junio se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Síndrome de Tourette, un trastorno del sistema nervioso cuya característica principal son movimientos repetitivos e involuntarios o sonidos no intencionales que no se pueden controlar.
Se conmemora en honor a la fecha de nacimiento de la Dra. Mary Robertson, Profesora Emérita de Neuropsiquiatría en el University College London en Londres (Inglaterra) y autora de más de 100 artículos científicos sobre el tema.
Qué es y síntomas del Síndrome de Tourette
De acuerdo con la Fundación Mexicana de Tourette, el síndrome en cuestión es un trastorno neuropsiquiátrico hereditario que afecta a niños y adolescentes antes de los 18 años y consiste en movimientos o sonidos repetitivos y anormales (tics), los cuales son complicados y casi imposibles de controlar. Puede parecer molesto para los pacientes, pero no es peligroso ni para ellos ni para los suyos.
El Síndrome de Tourette era asociado con la exclamación de groserías o comentarios inapropiados. Sin embargo, este síntoma sólo está presente en una minoría de personas. Los síntomas se ven reflejados en tics. Los más comunes, tanto motrices como vocales, son los siguientes:
Parpadeo exagerado
Contracción de nariz
Sacudidas de cabeza
Encogimiento de hombros
Muecas
Toser
Carraspear
Olfatear
Murmurar
Gritos
Ladridos
Tratamiento del Síndrome de Tourette
El trastorno lleva el nombre del neuropsiquiatría francés Georges Gilles de la Tourette, quien en 1884 describió a 9 pacientes con tics incontrolables. Su mentor, Jean-Martin Charcot, decidió nombrar al diagnóstico como Enfermedad de Gilles de la Tourette, hoy conocida como Síndrome de Tourette.
La Fundación Mexicana de Tourette asegura que no existe un medicamento que elimine todos los síntomas, pero sí pueden reducirlos. No obstante, todos tienen efectos secundarios. Los pacientes con una gran intensidad de tics pueden ser tratados con fármacos neurolépticos como haloperidol y pimocida.
Pero, según la fuente, el uso a largo plazo de ese tipo de fármacos puede provocar un trastorno de movimiento involuntario que se llama discinesia tardía, el cual desaparece si se dejan de tomar los medicamentos.
Los efectos secundarios a corto plazo de haloperidol y pimocida incluyen rigidez muscular, babeo, temblores, falta de expresión facial, movimiento lento, fatiga, depresión, ansiedad, aumento de peso y dificultad para pensar con claridad.
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