Tras su polémica presentación en el estadio Mercedes-Benz de Berlín, donde la Policía local lo acusa de haber retomado iconografía nazi al portar un uniforme que se parece al portado por las SS nazis, el compositor Roger Waters ofreció su punto de vista acerca del hecho.
El cantante, que se presentó en la capital alemana como parte de su gira de despedida “This is not a drill”, destacó en un comunicado de prensa su compromiso con la erradicación del antisemitismo, además de rechazar las acusaciones de ser partidario de la ideología nazi.
“Mi reciente presentación en Berlín ha recibido ataques de mala fe de parte de aquellos que quieren silenciarme porque están en desacuerdo con mis principios morales y mis puntos de vista políticos.
“Los elementos de mi presentación que han sido cuestionados son claramente un manifiesto en oposición al fascismo, la injusticia y la tiranía en todas sus formas.
Los intentos de mostrar esos elementos como algo más son viles y están motivados políticamente. La descripción de un demagogo fascista ha formado parte de mis presentaciones desde ‘The Wall’, de Pink Floyd, en 1980”, resaltó el músico.
Otro de los momentos polémicos ocurrió cuando se proyectó el nombre del periodista palestino Shireen Abu Akleh sobre el de Anna Frank, algo que se consideró como un menosprecio a la joven de origen judío.
“He dedicado toda mi vida a hablar en contra del autoritarismo y la opresión dondequiera que la veo. Después de la guerra, cuando era niño, el nombre de Anna Frank se decía en casa, era un recordatorio de lo que pasa cuando se deja al fascismo sin vigilancia. Mis padres pelearon contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, con mi padre pagando el último precio”, señaló.
La Policía de Berlín inició una investigación para saber si los iconos y actos presentados en el concierto de Roger Waters pueden considerarse un delito de odio, el cual es fuertemente penado en las leyes alemanas. El cantante británico tendrá una nueva presentación este 28 de agosto en Frankfurt.
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