Ayer viernes en la noche policías y militares ingresaron a la embajada de México en Ecuador para detener a Jorge Glas, exvicepresidente de esa nación, quien estaba refugiado ahí.
El presidente Andrés Manuel López Obrador rompió relaciones con Ecuador a raíz de ese acontecimiento.
Esa acción se dio después de las declaraciones emitidas el miércoles pasado por AMLO sobre el conflicto político en Ecuador, mismas que el mandatario mexicano repitió posteriormente en otra de sus mañaneras, esto a pesar de que sus comentarios ya habían generado reacciones y críticas en la nación sudamericana, al grado que el gobierno ecuatoriano expulsó a la embajadora mexicana para externar su desacuerdo con esa intervención del mandatario mexicano y le dio 72 horas para que abandone el país.
El gobierno de Ecuador justificó la acción en la embajada mexicana afirmando que "ningún delincuente puede ser considerado perseguido político". Pero distintas voces en ese país y el extranjero condenaron la acción porque se violó un derecho internacional (Convención de Viena), las embajadas son consideradas extensión del territorio del país respectivo.
En imágenes difundidas sobre el asalto al recinto diplomático se ve a Roberto Canseco, encargado de la sede diplomática, gritando en la calle, corriendo tras la camioneta que se llevó al detenido, mientras era contenido por los uniformados. Después de los hechos, Canseco habló ahí a la prensa mismo sobre lo sucedido.
López Obrador declaró asilo político al exvicepresidente y quería que Ecuador diera salvoconducto a este, para que viniera a refugiarse a México, como han hecho otros políticos ecuatorianos ligados al expresidente Rafael Correa.
Jorge Glas, sentenciado por casos de corrupción, permanecía en la embajada de México, en Quito, desde diciembre pasado. Entre los procesos en su contra está una sentencia por asociación ilícita en el caso de sobornos de la constructora Edobrecht. A lo cual se agregó otra condena por cohecho.
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