Los orangutanes son animales pertenecientes al género Pongo, el orden Primate y la clase Mammalia. Son un grupo de homínidos conformado por tres especies de grandes simios nativos del sureste asiático: el orangután de Borneo (Pongo pygmaeus), el orangután de Sumatra (Pongo abelii) y el orangután de Tapanuli (Pongo tapanuliensis).
Se caracterizan por tener un largo pelaje rojizo, una dieta herbívora y unos brazos muy largos. Pueden vivir más de 60 años en cautividad, son arborícolas y tienen una altura de entre 1,2 y 2 metros y un peso de entre 30 y más de 120 kg, lo que los convierte en los segundos primates más grandes del mundo.
Comparten más del 96% de sus genes con los seres humanos y son tan inteligentes que pueden elaborar y utilizar herramientas y aprender a comunicarse mediante lenguaje de señas y lexigramas.
En las últimas dos décadas se ha escuchado hablar con cada vez más frecuencia sobre los orangutanes. El motivo, más allá de resultar interesante, tierno o esperanzador, es tan lamentable como preocupante: los medios intentan concienciar acerca de la acelerada e incesante reducción de las poblaciones de orangutanes, animales cada vez más cerca de la extinción.
En las últimas tres o cuatro décadas la población de orangutanes se ha reducido entre un 50 y un 80%, lo que según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) incluye a las tres especies de orangután en el grupo de especies en peligro crítico de extinción. Cuando una especie se encuentra en peligro crítico de extinción tiene altísimas probabilidades de extinguirse en estado salvaje o extinguirse en su totalidad en un futuro cercano.
Numerosas asociaciones científicas coinciden en que la situación de los orangutanes es verdaderamente crítica. En el 2016, la revista española Muy Interesante aseveró que cada año mueren entre 2.000 y 3.000 orangutanes a manos de cazadores furtivos.
La página oficial del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva publicó en 2018 un artículo en el que aseguraba que entre los años 1999 y 2015 la población de orangutanes en Borneo se había reducido en más de 100.000 individuos.
También en 2018, la revista National Geographic en Español publicó un artículo en el cual se afirma que la población de orangutanes salvajes podría sufrir una baja de alrededor de 45.000 individuos únicamente por la pérdida de su hábitat en los próximos 35 años.
En la actualidad, se sabe que la población de orangutanes salvajes (sumados todos los individuos de las tres especies) no supera los 120.000 especímenes.
La página oficial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) proporciona los siguientes datos:
La población de orangutanes de Borneo se estima en 55.000 individuos para 2004 y decrece con los años (información actualizada por última vez en 2016).
La población de orangutanes de Sumatra se estima en casi 13.600 individuos y decrece con los años (información actualizada por última vez en 2017).
La población de orangutanes de Tapanuli se estima en menos de 800 individuos y decrece con los años (información actualizada por última vez en 2017).
Estudios más recientes y optimistas como el del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) aseguran que la población de orangutanes de Borneo supera los 104.000 individuos y la de orangutanes de Sumatra supera los 13.800 individuos.
La actual situación de los orangutanes se debe en gran medida a la actividad humana; por ello, principalmente, están al borde de la extinción. A continuación, hablamos con detalle sobre cuáles son las amenazas para los orangutanes.
Caza furtiva y tráfico ilegal
La principal causa del descenso poblacional de los orangutanes es su caza furtiva y tráfico ilegal. Según diversas fuentes, al año son asesinados entre 2.000 y 3.000 orangutanes y por cada orangután exitosamente contrabandeado, otros tres mueren en el proceso de captura y traslado.
A pesar de que las legislaciones de Indonesia y Malasia prohíben capturar, herir o matar orangutanes y la CITES limita el comercio y la exportación de orangutanes, la caza y el tráfico ilegal siguen siendo una realidad. Los orangutanes son asesinados para tenerse como trofeos de caza, evitar que dañen los cultivos, confeccionar amuletos o consumir su carne y órganos, pues en varias culturas se cree que tienen propiedades mágicas, medicinales y/o afrodisíacas.
La gran mayoría de los orangutanes sometidos al tráfico ilegal son crías separadas de sus madres. Se capturan y venden en el mercado negro por varios miles de dólares a circos, poseedores de mascotas exóticas, etc.
Reducción de su hábitat
Incontables hectáreas de selvas y bosques de Indonesia y Malasia son deforestados cada año para habilitar espacios que permitan el desarrollo de actividades humanas, como la agricultura, la ganadería, la minería y la construcción. Industrias como la del aceite de palma, la maderera, la del arroz, la del caucho natural y la del petróleo hacen que el hábitat de los orangutanes y otros animales en peligro crítico de extinción, como el tigre de malaya, el pangolín malayo, el tigre de Sumatra o el rinoceronte de Sumatra, se reduzca a pasos agigantados año tras año.
La reducción del hábitat hace que las poblaciones de orangutanes se segmenten y aíslen, lo que dificulta su reproducción y búsqueda de alimento, afecta su variabilidad genética e incentiva la competencia y las disputas territoriales. Una significativa cantidad de orangutanes muere al año a manos de maquinaria de construcción e incendios forestales producidos por el hombre.
Baja tasa de reproducción
Los orangutanes tienen una tasa de reproducción extremadamente baja. Las hembras alcanzan la madurez sexual a partir de los 11 años, suelen tener su primera cría alrededor de los 14 años y tienen 4 o 5 crías como máximo a lo largo de toda su vida.
El periodo de gestación de los orangutanes oscila entre los 8 y 9 meses y las crías son dependientes de sus madres durante sus primeros 5 u 11 años de vida, lo que las convierte en los cachorros con el mayor periodo de dependencia materna del reino animal.
Si una hembra en periodo de crianza tiene coito con un macho fértil, tiene muy pocas probabilidades de quedar preñada. Si una cría queda huérfana antes de cumplir los 5 años, muy probablemente no sobrevivirá. Aunque los orangutanes machos son polígamos y suelen obligar a las hembras a copular con ellos por la fuerza, no acostumbran el infanticidio, pues cuando una cría muere, la madre no puede quedar preñada inmediatamente, algo que sí sucede en otras especies.
Cambio climático
El aumento de la temperatura, la disminución de las precipitaciones, la degradación de los suelos, los incendios forestales y las extremas sequías son tan solo algunas de las consecuencias del cambio climático actual. Todos estos factores perjudican enormemente a los orangutanes, pues reducen sus hábitats, limitan sus fuentes de agua y alimento, segmentan y aíslan a sus poblaciones y hacen que sus individuos se debiliten, enfermen y, en el peor de los casos, mueran.
Cómo evitar la extinción del orangután
La intervención humana inmediata es indispensable para detener o disminuir la reducción de las poblaciones de orangutanes. Si no se invierte en programas de reproducción, se interrumpe la destrucción indiscriminada de sus hábitats y se erradica su caza y tráfico ilegal, los orangutanes podrían extinguirse antes del año 2050. Así que la duda general es: ¿cómo ayudar a los orangutanes en peligro de extinción para evitar que lleguen a desaparecer?
Muchas asociaciones y fundaciones científicas y ecologistas alrededor del mundo obran en pro de la conservación de los orangutanes. Mediante acciones como la concientización de las comunidades y la rehabilitación y reubicación de especímenes vulnerables, por ejemplo, estas organizaciones han logrado salvar la vida de muchos orangutanes en peligro de extinción.
Desde casa, podemos contribuir con su causa a través de donaciones, voluntariado y difusión de información verídica y objetiva acerca de su conservación. Otra forma de colaborar con la preservación de los orangutanes desde casa es disminuir el impacto ambiental a través del consumo ecológico. Esto incluye consumir productos amigables con el ambiente, reducir la cantidad de desechos y contaminación producidos durante el año y reciclar.
Es importante optar por productos que contengan aceite de palma de producción sostenible y ecológica o que no contengan este producto, pues el cultivo de esta planta es una de las principales causas de la destrucción del hábitat de los orangutanes.
Las medidas más importantes a tomar son las que corresponden a los Estados de Indonesia, Malasia y los países asiáticos adyacentes. Algunas de las reformas que sus gobiernos pueden implementar para ayudar a los orangutanes son:
La reforestación intensiva de los bosques y selvas deteriorados por la actividad humana.
La creación de nuevos y más extensos Parques Nacionales y refugios de flora y fauna en donde las condiciones para el desarrollo de las poblaciones de orangutanes sean favorables.
La financiación de programas de reproducción y conservación de orangutanes.
La implementación de normas y leyes estrictas que regulen a las industrias agrícolas, ganaderas, mineras, constructoras, manufactureras y energéticas.
La implementación de sanciones severas para quienes cacen o trafiquen con orangutanes.
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