“Siembre un árbol, escribe un libro y ten un hijo”, esta es una de las frases más reconocidas de la humanidad, pero también una que cada vez más hombres pretenden dejar de seguir.
No es que los varones no tengan un compromiso con el ambiente o les disgusten las letras, sino que ha comenzado a hacerse más notoria la tendencia de algunos de no querer convertirse en padres.
Pese a que en las décadas pasadas era común que un caballero comenzara a tener descendencia desde la adolescencia, de acuerdo con datos del Inegi, este proceso se ha ido postergando cada vez más.
Según datos del 2020, en los jóvenes nacidos a inicios de los años 90, solamente el 38.6 por ciento embarazó a alguna mujer antes de los 24 años de edad.
Para cuando este sector de la población ha alcanzado los 54 años años, el 67 por ciento de ellos ya habrá pasado por este proceso.
No hay datos oficiales que determinen cuántos hombres viven sin procrear; sin embargo, en los últimos años han surgido tendencias que buscan impulsar la idea de que es mejor vivir sin someterse a la idea de la familia tradicional.
No creen en la familia tradicional
Entre estas posturas están los MGTOW (hombres siguiendo su propio camino por sus siglas en inglés). Este grupo es formado por miles de hombres a lo largo de todo el mundo que aportan sus ideas en espacios especializados únicamente para hombres a los que se llama "manósfera".
Dentro de sus postulados más repetidos se encuentra el negar la necesidad de contar con una pareja estable y, por consiguiente, dar su semilla para la creación de otro ser humano.
A grandes rasgos, el sustento que dan a esto es la posibilidad de caer en relaciones desiguales, donde sus potenciales esposas los verían únicamente como proveedores en el hogar y los obliguen a aumentar cada vez más sus horas de trabajo.
Al final de esto, suelen comentar, sus parejas tenderían a aburrirse, buscar una aventura romántica y posteriormente el divorcio. Esta separación, argumentan, suele terminar con la obligación de dar una pensión, renunciar a la mitad de sus propiedades y a la compañía de sus hijos.
El grupo liga estas condiciones con que el 80 por ciento de suicidios son cometidos por este sector de la población. Tan solo en el primer semestre del 2020 se registraron dos mil 130 casos de estos atentados contra la vida en México. Solamente el 20 por ciento de estos fueron cometidos por mujeres.
El negarse a tener descendencia da seguridad a los MGTOW de continuar con sus aspiraciones y la autorrealización sin tener que sentirse sometidos a la idea de ser sustento de un núcleo familiar.
Precariedad económica
No es necesario compartir esta visión del mundo para no querer tener hijos, ya que algunos jóvenes, que suelen ser encasillados en el sector de los millenials han compartido este sentir. De acuerdo con algunas encuestas, entre el 30 por ciento de esta población no desea compartir sus genes con una nueva generación.
Algunos brindan como justificación la situación económica que atraviesan, pues la precarización de la capacidad de consumo ha ocasionado que solamente el uno por ciento de los jóvenes pueda obtener un crédito para la vivienda, de acuerdo con la opinión del Dr. Carlos A. Jiménez Bandala, especialista en Estudios Organizacionales por la Universidad Autónoma Metropolitana en México, quien fue entrevistado por Forbes.
"No es tiempo de tener niños, apenas si alcanza para comer o comprarme cosas para que ande buscando otro gasto más", asegura Carlos, quien es guardia de seguridad.
A esto se suma la estimación que hace la fundación Marie Stopes, la cual indica que el costo de mantener a un niño durante sus primeros 12 años de vida puede llegar a costar un mínimo de dos millones de pesos, ingresos a lo que muchos no pueden acceder hoy. Además está el hecho de que muchos varones deben pagar rentas para vivir en habitaciones que no podrían darle la independencia que necesita una familia.
Medio ambiente
Otros hombres prefieren sustentar esta decisión debido a un tema ambiental, ya que consideran que es necesario parar con los nacimientos para evitar afectar cada vez más al planeta.
Según una investigación hecha por Seth Wynes y Kimberly Nicholas para la revista Enviromental Research Letters, un ser humano genera más de 56 toneladas de dióxido de carbono al año, cifra que contrasta con las dos punto cuatro toneladas que provienen del uso de automóviles en el mismo tiempo.
"Yo lo veo como un acto de amor para todos los que ya habitamos este mundo", Paul Jiménez, quien decidió hacerse la vasectomía para salirse de la convención social.
Buscan la libertad
Para algunos, el tener descendencia es un obstáculo que impide la libre realización del individuo. Muchos de ellos no ven con malos ojos el tener una pareja estable o incluso la niñez, pero ven en el hecho de hacerse cargo de otro ser humano una responsabilidad que puede truncar sus caminos o su vida profesional.
Algunos, como Gerardo, optaron por llevar a cabo este punto un poco más allá, ya que a fin de no tener que pasar por una paternidad bajo ningún tipo de situación, optó por hacerse la vasectomía, sin antes haber procreado.
"El mundo ya está muy mal como para traer más gente. Me operé porque me basta con mi novia y poder seguir con nuestros planes. Mi carrera es muy demandante, con un hijo solamente le daría carencias", asegura el hombre de 32 años.
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