
Miguel Ríos es una de las figuras que cimentaron la música en español y, consciente de su poder consiente a periodistas a quienes transmuta en fans: reparte autógrafos, selfies, se tira al suelo a voluntad de fotógrafos y responde preguntas sobre sus orgasmos en escena y confiesa que tiene temas que no son blues, aunque así se llamen.
El rock me salvó la vida, dice, nos dio la oportunidad de establecer una cultura y, para él, vivir es político.
“Hay quienes quieren seguir cantándoles a las rubias oxigenadas y hay otros a quienes les late más enrollarse con lo que están viendo o piensan, y yo lo que pienso es que es absolutamente deshonesta la riqueza obscena”, expuso el granadino quizás dándole un llegue a algún colega y compatriota andaluz.
“No quiero cargar la culpa de que muchos semejantes estén pasándolo mal porque yo lo pase bien”.
Después de seis años, vuelve a Ciudad de México para un concierto único con su nueva banda The Black Bety Trío, el viernes 7 de octubre, en el Auditorio Nacional, en el contexto de su gira "Un largo tiempo", en la que entre novedades interpretará nuevas canciones y viejos éxitos como "Bienvenidos", "Santa Lucía", "El Blues de la Tercera Edad" y "La estirpe de Caín", pero en un unplugged “electrizante”:
“Ustedes no saben cómo suena Bienvenidos en unplugged”, contestó Miguel Ríos en la rueda de prensa en el Lunario del Auditorio Nacional, adonde llegó no sin antes haber escuchado “al menos 80 veces” que lo llamaran “maestro” a lo largo de toda la mañana antes de subirse al escenario a presentar la gira.
Dijo sentirse muy contento de regresar a México, en donde empezó su aventura hace cuatro décadas. Recordó que había intentado retirarse en 2011, por lo que el disco Un largo tiempo es un gran logro en su carrera y que tuvo que ajustarse a los cambios tecnológicos de la actualidad para seguir cantando.
“Luché contra el cambio, pero era absurdo. Los creadores deben buscar un nicho propio de creación”, admitió Ríos, que dijo que para esta ocasión pensó que podría estar mejor en un concierto acústico.
“Algo menos edulcorado, menos trabajado con efectos, y más petit comité, que reflejara más al hombre de 77 años que fue la edad que tenía cuando escribí las canciones del álbum”, describió Miguel Ríos (Granada, 7 de junio de 1944) su disco Un largo tiempo y su concierto ya en puerta en el Auditorio.
“Algo parecido a lo desnudo con lo que uno empieza en este oficio como cantante, por eso hicimos canciones que tienen que ver con mis principios en el rock & roll, o más que eso: lo que había antes del rock & roll, como era el blues, el gospel y el country, ese tipo de músicas que hacen el rock, y de esa mezcla sale lo que llegó a Granada cuando yo estaba vendiendo discos en el año 58 del siglo pasado, de Elvis Presley, de Chuck Berry, de Little Richard y también del Dúo Dinámico, los dos chicos que cantaron poco antes que yo, o de los Ten Tops, que fueron los que nos abrieron un poco la ruta de que se podía cantar en castellano, lo que estamos intentando traducir a la lengua de Cervantes.
“Este disco reúne un poco todo eso y el momento actual de un artista que en cierta forma lleva 60 años ya cantando”, agregó Miguel Ríos, que tiene un aire de Keith Richards y una presencia que recuerda siempre a The Boss, Bruce Springsteen, vestido con su infaltable chaqueta de cuero negro y mezclilla.
“A través de esta música, yo tenía la posibilidad de establecer o seguir un grupo cultural que nos diferenciaba de todo lo anterior, de los mayores, de mi padre. De pronto, el rock & roll nos dio a muchísima gente, a aquella generación, a la mía y un poquito unos diez años antes, a la gente de todos los maestros fundamentales (Berry, Elvis), de establecer una cultura, que era popular y tenía una fuerza innovadora tan grande que nos permitía ser de otra forma, vestir de otra forma, en un régimen carcelario como el de España en esa época de la dictadura de Francisco Franco.
“De pronto, encontrarte con una joya (el rock) que te obliga a salir de tu propia cultura, porque la cultura que estabas oyendo en la prensa, en la radio, era absolutamente deleznable, no representaba el sentir de la gente, representaba el anclaje en el pasado, no había una brizna de modernidad. El rock me salvó la vida”, expuso un hombre que ha entregado su vida al rock, en el que ha grabado una veintena de álbumes desde 1969.
Comments