El día de ayer Gilberto Lozano, líder del Frente Nacional Anti AMLO (FRENAA) anunció su amenaza de convocar a un paro nacional dirigido a exigir nuevamente la renuncia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El movimiento antilopezobradorista, legítimo en sus ideales, e ilegítimo en sus demandas, expresó su deseo de formar un bloque nacional cuyo objetivo sea el de suspender el pago de impuestos al gobierno federal.
En este contexto, más allá de nuestras simpatías partidistas, las protestas de FRENAA parecen haber rebasado los límites de sus exigencias legítimas. Por un lado, el presidente López Obrador, compartamos o no sus ideales políticos, goza de la plena legitimidad democrática otorgada en las urnas, y por el otro, no será removido sino de acuerdo al marco constitucional mexicano.
Adicionalmente, la intención de FRENAA de promover el cese del pago de impuestos no únicamente deslegitima las propias aspiraciones del movimiento contra el presidente, sino que propone el colapso del funcionamiento del Estado mexicano, y con ello, incuantificables afectaciones para todos los mexicanos.
Ciertamente las aspiraciones de FRENAA no conducirán a buen puerto; primero, por la ausencia de liderazgos que hagan sombra a la popularidad indiscutible del presidente López Obrador, y luego, por la desproporcionalidad de sus peticiones.
El gobierno del presidente López Obrador ha cometido un sinnúmero de errores derivados de su dogmatismo ideológico y de la tenacidad imperturbable del presidente.
De igual manera, muchos mexicanos nos hemos manifestado a lo largo de los últimos dos años en contra o en favor del jefe del Estado. Sin embargo, FRENAA parece haber rebasado los límites de sus exigencias, y ha quedado como un movimiento que pretende no reconocer la legitimidad popular del presidente, a la vez que promueve acciones inconstitucionales que poco abonan a la construcción de una oposición que pueda efectivamente servir de contrapeso a las políticas de López Obrador.
Hemos de celebrar la diversidad de ideas y opiniones; propia de una democracia vibrante. Sin embargo, no debemos dejar de denunciar las exigencias absurdas de un movimiento que desdeña la pluralidad democrática y que atenta contra un presidente que ganó con la mayoría absoluta de los sufragios en 2018, y que parece gozar —aún— del apoyo de la mayoría de los mexicanos.
En suma, la oposición legítima a López Obrador no reside en FRENAA ni en los movimientos subversivos, sino en los partidos que enfrentarán por la vía legal a Morena en los comicios del próximo año.
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