¿Alguna vez te has negado a entrar a una habitación donde hay una araña o solo la presencia de sus telas te ha hecho sentir incómodo?
De ser así, tal vez seas una de las muchas personas que sufre unas de las fobias más comunes: la aracnofobia. No juega a favor que sean protagonistas o actrices secundarias habituales en películas de miedo pero, por suerte, algunas de las arañas que tienen el veneno más potente no disponen de mandíbulas suficientemente fuertes como para poder atravesar la piel del ser humano.
Son pocas y están esparcidas por varios continentes, pero existen algunas arañas que sí pueden resultar letales.
Reclusa parda (Loxosceles reclusa)
La especie de araña Loxosceles reclusa vive en algunas zonas de Norte América, donde aprovecha los rincones olvidados de casa, como cobertizos o garajes, para hacerse de ellos su propio hogar. Puede causar lesiones considerables en la piel y hasta un 10% de estas lesiones desarrollan necrosis. Sobre todo en niños, pueden también causar una reacción general en el cuerpo que puede llegar a ser letal.
Araña bananera (Phoneutria nigriventer)
Nativa de Brasil y también presente en algunas zonas de Argentina, Chile y Uruguay. Es conocida como la araña bananera o araña de bananero porque le gusta esconderse entre las bananas de los campos de cultivo. Su veneno está especializado en mamíferos y afecta al sistema nervioso, pudiendo causar visión borrosa, salivación y temblores entre otros síntomas.
Viuda negra (Latrodectus mactans)
En algunas ocasiones, las hembras devoran al macho después de la cópula, de ahí el nombre de la viuda negra. Esta especie está presente mayoritariamente en Norte América, aunque también se la puede encontrar en México y algunas zonas de Sur América.
Suele vivir debajo de piedras y troncos apilados y su marca distintiva es una mancha roja en el vientre en forma de reloj de arena. Aunque la mayoría de gente se recupera de sus picadas, su veneno paraliza los músculos respiratorios, lo que puede acabar siendo letal en niños y gente mayor.
Araña de espalda roja o viuda negra australiana (Latrodectus hasselti)
Del mismo género que la viuda negra, esta especie es nativa de Australia y tiene una distintiva franja roja en la parte superior del abdomen. En este país, aproximadamente unas 2.000 personas al año reciben una picada de esta araña, que suele vivir en zonas habitadas y puede esconderse en garajes y cobertizos así como en muebles de jardín, macetas o juguetes que se dejan en el exterior. El veneno de esta araña está considerado muy peligroso y sus picadas han provocado algunas muertes, pero afortunadamente hoy en día hay antídoto para su picada.
Viuda marrón (Latrodectus geometricus)
Actualmente presente en varios lugares del mundo, se cree que esta araña es nativa de Sudáfrica. Suele ser más pequeña que las otras especies del género Latrodectus y el color suele variar entre el marrón claro y el gris oscuro. En algunos lugares también se le llama araña geométrica por el patrón geométrico que tiene en los laterales del cuerpo. El veneno no es letal para humanos pero sí resulta muy doloroso.
Araña ratón (Missulena sp.)
Capaz de devorar ratones, la mayoría de especies de este género son nativas de Australia, excepto Missulena tussulena que es nativa de Chile. De su morfología destacan sus grandes mandíbulas y la longitud de su cuerpo, que puede llegar a los 3 centímetros. Su picada es muy dolorosa, pero por suerte la araña ratón no suele vivir en áreas muy habitadas por lo que la posibilidad de encontrarse con una es muy reducida.
Arañas de seis ojos (Hexophthalma hahni)
La araña de seis ojos es nativa del sur de África, donde vive en desiertos y zonas arenosas. Para camuflarse en la arena se entierra parcialmente en ella. Además, está cubierta de unos pelos de minúsculo tamaño que retienen las partículas de arena y que le ayudan a no ser vista aunque no esté bajo tierra. Su veneno produce necrosis y hemorragias y puede ser letal si se esparce por el cuerpo.
Araña violinista (Loxosceles laeta)
Esta especie es de las más grandes de su género, pudiendo llegar a los 4 centímetros de largo. Aunque es muy común en Chile, también se la puede encontrar en Argentina, Perú, Brasil y Uruguay. El veneno produce heridas abiertas que desarrollan necrosis. Sólo alrededor del 7% de los que presentan esa condición desarrollan problemas en el resto del organismo.
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