La felicidad, considerada como un estado de satisfacción general, es buscada por el ser humano a lo largo de su vida. Cada persona puede tener una idea distinta de lo que es, para algunas puede estar en la acumulación de riqueza material, dinero, en los logros profesionales o académicos, la familia, el amor, la solidaridad.
Así lo definió Manuel González Oscoy, profesor de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
“La felicidad es efímera, es transitoria. A partir de ahí es que cuando sentimos que algo mejora en nuestra situación de vida, nos sentimos felices. Sin embargo, si esta mejora se mantiene la felicidad desaparece y pasamos a un estado de bienestar”.
La felicidad es algo pasajero
El especialista cita al zoólogo y etólogo inglés Desmond Morris, para quien la felicidad “es un súbito brote de placer que sentimos cuando algo mejora”.
Luego de esto, detalló que en numerosas ocasiones está dada a partir de una comparación con nuestros iguales.
“Hay diferentes etapas de la felicidad y todos las reproducimos. Así como se habla de que el desarrollo individual replica el desarrollo de la especie, a veces la felicidad está dada por la finalidad de alcanzar algo”.
Puede ser una competencia
En la especie humana está la competitiva, que nos lleva a tratar de tener más o mejores recursos que los demás; le sigue la cooperativa, en la cual nos damos cuenta de nuestros recursos individuales y si los juntamos con otras personas podemos alcanzar mejor esta finalidad que buscamos. “Hay una escalada de lo individual hacia lo social”.
Además, existe una felicidad sensual basada en nuestros sentidos de supervivencia, entre ellos comer, beber y tener sexo; y la intelectual, fundamentada en conceptos, ideas e idealizaciones relacionadas con cuestiones más abstractas de razonamiento.
La felicidad no es medible
La última etapa es una felicidad integral, donde todo lo anterior se hace una unidad y buscamos conceptos sobre la existencial, social, política y económica, señala el profesor de la FP.
“La felicidad existe, pero su medición no es objetiva pues no podemos tener una unidad física de referencia; debemos usar analogías y simbolismos para representarla. Así, hay felicidades muy concretas, muy biológicas, luego nos vamos ampliando en el desarrollo personal hasta que llegamos a una felicidad basada en conceptos abstractos que nos hacen felices, como un descubrimiento científico. Aquí entran conceptos como libertad, justicia, democracia y el mismo de felicidad”, asegura.
En ocasión del Día Internacional de la Felicidad, que se conmemoró el 20 de marzo en los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), González Oscoy sostiene que es dinámica, se va transformando, debe tener un objetivo y la condición individual y social.
Depende del momento histórico y social
La socióloga y maestra en Pedagogía, Sandra Cervantes Quintanar, de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), subraya que la felicidad corresponde al momento histórico y social y está afectada, en las sociedades capitalistas, por el consumo.
En su tesis de maestría la considera como una institución que regula, norma o establece pautas de conducta de una sociedad.
“Es imaginaria no porque no exista, sino porque tiene la capacidad de ser creadora de otras prácticas, y a la vez es creada por los mismos individuos. De ahí la importancia de los libros de autoayuda, que buscan recetas para promoverla”.
Cervantes Quintanar enfatizó que no es permanente y que está hecha de momentos de plenitud que vamos alcanzando. “Es subjetiva, pero está regulada por lo que la sociedad dicta”.
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