Hace 124 años a finales del siglo XIX por allá del año de 1897, el escritor de origen irlandés Bram Stoker se dio a la tarea de escribir una novela de terror basada en las leyendas del centro de Europa sobre vampiros y no muertos.
Una obra literaria que en palabras de Oscar Wilde, "no ha sido la novela más bella que se ha escrito jamás", pero sí uno de los relatos de terror mejor escritos y más icónicos de todos los tiempos, curiosamente a pesar del gran éxito que goza incluso hasta hoy en día, su autor murió pobre y olvidado.
La famosa novela sigue siendo un texto vivo que a lo largo de los años ha ayudado a difundir la concepción de los vampiros como esos seres de oscuridad, ligados con el diablo que gustan de chupar toda la sangre de sus víctimas.
Las características de estos seres están bastante bien definidas: tienen colmillos, beben sangre humana, no se reflejan en espejos, pueden ser ahuyentados con ajo o matarlos atravesándoles el corazón con una estaca y viven en castillos.
Pero a pesar de lo conocida que hoy es la idea de los vampiros, pocos saben que a lo largo de la historia han existido personajes reales que han servido de inspiración para concebir a Drácula como ese ser despiadado y sanguinario.
Cabe resaltar que la famosa novela de Stoker surge a raíz de la profunda investigación que realizó el autor de los relatos y leyendas antiguas de Europa, topándose con la historia de Vlad Tepes o Vlad Draculea, quien fue un príncipe rumano que durante el siglo XV ganó fama en el mundo antiguo gracias a sus excentricidades y gustó por lo sanguinario.
¿Quién fue Vlad Tepes el príncipe en el que se basó Stoker para crear a Drácula?
Diversas crónicas de la época consultadas por Bram Stoker, hablaban de la crueldad y lo sanguinario que fue Vlad, relatos que lo colocaban como un príncipe aficionado a la tortura y fanático de hacer que sus enemigos tuvieran una muerte lenta.
Asimismo, aunque no existe comprobación histórica de ello, se dice que Vlad solía beber la sangre de sus víctimas. Su gusto sanguinario e inflexibilidad hicieron de sus tres períodos de gobierno una verdadera época de terror, pues se estima que a lo largo de siete años de gobierno ejecutó a unas 100 mil personas, muchas de las cuales murieron mediante la técnica del empalamiento; razón por la que se le conoce como Vlad el Empalador.
Curiosamente el sobrenombre de Drácula nació en realidad de una confusión, pues todo surge a raíz de que su padre, el príncipe Vlad II de Valaquia, ingresó en en 1428 a la llamada Orden del Dragón, que en húngaro era denominado “Drac”, motivo por el que comenzó a ser conocido como Vlad Dracul.
Fue así que a su hijo, Vlad Tepes, se le comenzó a llamar Vlad Draculea, lo que significaba hijo de Dracul, pero debido a que para la mitología rumana figura del dragón no existía el término dracul era usado para denominar al diablo, por lo que ante la confusión de términos Vlad III pasó a ser llamado en rumano como “el hijo del diablo”.
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