Salió en punto de las 9:30, casi al mismo tiempo que acabó -apenas a unas cuadras de The Colisseum- la pelea de box que ganó el Canelo.
Vistiendo un traje metálico en tonalidades tornasol, Emmanuel abrió su concierto con Corazón de melao con un público que inició tímido, y que acabó completamente entregado al cantante.
Con sus clásicos pasos de baile como en un viaje musical hasta los años 80, el cantante saludó al público y agradeció: "Gracias a dios que me haya dado la vida, y esta voz y este corazón que siente. Si queremos paz necesitamos tener paz en nuestro corazón".
Y antes de empezar a cantar Tengo mucho que aprender de ti, le dijo a sus fans: "Me meto en sus corazones si pueden, y se meten en sus corazones que sí pueden".
Con una audiencia que estaba entregada al cantante, a sus grandes éxitos y los entonaba todos.
Regional mexicano
Emmanuel se fue unos minutos y regresó con sombrero norteño y un saco negro bordado; en la música lo acompañó el acordeón y el trombón.
"Viva México -gritó, y dijo-: Tenemos tres celebraciones: que ustedes están aquí, y que ganó el Canelo y la más importante, nuestras fiestas patrias".
Con arreglos muy norteños entonó Esta triste guitarra, y el público respondió emocionado cantando y bailando.
En una noche mexicana, el cantante siguió con el género regional.
"Escuchaba todo el tiempo a mi cancha chanchan José Alfredo Jimenez", explicó antes de entonar Serenata huasteca.
Y aprovechó este momento para presentar un tema que, dijo, estrenó hace poco en San Luis Potosí "Cómo quieren que la olviden".
El cantante se despidió, pero el público lo volvió a llamar al escenario con aplausos y gritos.
Cerró el concierto con tres canciones que terminaron por entusiasmar a los presentes: La chica de humo, Toda la vida y La séptima luna.
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